¡Hari Bol! Reverencias. Quizás muchos de uds ya recibieron esta historia
especial de nuestro querido Srila Prabhupada. La envío para aquellos que no
la han recibido. Por otro lado pido disculpas por no haber enviado mas
reportes. Todo se debe a la falta de tiempo y por los últimos días estoy
tratando de arreglar para poder ir a visitar a mi esposa, así que no podre
enviar más reportes por algún tiempo. Espero que al regresar pueda de nuevo
hacer este pequeño y humilde servicio para todos uds y en especial para GM.
¡Hare Krishna!
Su sirviente: Isvara Puri M das.
Por favor tómense un momento para leer esta increíble historia y tratar de
entender el amor de Nuestro Salvador Srila Prabhupada por cada uno de
nosotros.
El Pujari de la casa de Sri Adwaita Acarya en Santipura, Bengala Occidental.
Esta historia fue oída en Mayapur en 1980. Un hombre fue al ISKCON Caitanya
Candrodaya Mandira llevando consigo una copia de un artículo de “De Vuelta
al Supremo” sobre Srila Prabhupada, titulado “Una vida entera de
preparación”. Recientemente, tuve una realización sorprendente y quería
compartirla con los devotos de todas partes. Yo fui el pujari y el sevaita
de la casa de Adwaita Acarya por muchos años. También estuve allí entre los
años 1940 y 1950. En ese tiempo, observé que un devoto grihastha bengalí
solía venir al templo con bastante regularidad. Vestía un khadidhoti blanco
y una kurta, y siempre venía solo. Él se sentaba callado en la parte de
atrás del Mandira, y cantaba harinama en su mala muy quieta y profundamente.
Noté que venía los fines de semana, generalmente una o dos veces por mes
regularmente. Después de cantar por muchas horas, siempre me agradecía
cuando salía. Su presencia era profunda y me sentí atraído por él.
Puesto que sus devociones eran solitarias, nunca le hablé para no
perturbarlo. A veces, sucedía que cuando cantaba, observaba que sus ojos
estaban llenos de lágrimas y su voz sofocada. Luego, por largo tiempo él no
vino. Entretanto, recuerdo claramente que en agosto de 1965, vi a un
Sannyasi vestido de azafrán sentarse en la parte de atrás del Mandira. Por
un momento lo reconocí como mi viejo amigo de antes. Nuevamente se sentó por
largo tiempo cantando Hare Krishna. Yo podía ver sus cuentas moverse, sus
ojos cerrados en concentrada devoción. Estaba llorando sin sentir vergüenza,
incluso más de lo que acostumbraba cuando recibió el Santo Nombre.
Finalmente, tan pronto anocheció, prestó su dandavat pranama por largo
tiempo. Cuando se levantó, vino hasta mí y me agradeció otra vez por mi seva
aquí, en Adwaita Bhavan. Yo le pregunté, “¿Quién eres tú? Te recuerdo de
mucho tiempo atrás”.
El respondió, “Mi nombre es Abhay Caranaravinda Bhaktivedanta Swami
Maharaja. Yo soy un discípulo sin valor de Su Divina Gracia Srila
Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura, Srila Prabhupada, mi divino maestro. He
venido aquí desde hace tanto tiempo porque mi Gurudeva me dio una misión
imposible. Su deseo es que atraviese el océano hacia los países occidentales
y difunda las enseñanzas sublimes de Sri Caitanya Mahaprabhu. Allí hay
incontables almas que nunca oyeron sobre Sri Sri Radha-Krishna y están
sufriendo inmensamente. Yo no sé cómo esta misión puede ser exitosa,
entonces he venido aquí, a esta casa especial de Adwaita Acarya donde Ellos,
Nityananda Prabhu y Sri Caitanya Mahaprabhu, se reunieron para planear el
movimiento de Sankirtana. Fue aquí que comenzaron la inundación de amor por
Dios que barrió la India y continúa hasta hoy. Entonces, he orado aquí muy
ardientemente para que Ellos me den Su misericordia y, de alguna forma, me
autorizarán y me guiarán. Yo quiero satisfacer el deseo de mi Gurudeva, pero
me siento descalificado para esto”. Mientras hablaba conmigo, vi lágrimas
cayendo nuevamente por su rostro. Entonces, continuó, “Mañana partiré para
Calcuta en barco y atravesaré el océano hacia América. Yo no sé lo que me
sucederá allí, pero estoy orando muy ardientemente por ayuda”. Entonces, él
muy humildemente pidió mis bendiciones. Sin duda, fui tocado por la
sinceridad y determinación de este Vaisnava que vi partir en su viaje.
Algunos años después comencé a ver, por primera vez, Vaisnavas blancos
viniendo al Adwaita Bhavan. Ellos usaban dhotis y saris, y cantaban en la
Tulasi-mala. Yo nunca hablé con ninguno de ellos, pero entonces uno de ellos
me dio esta revista americana, “De Vuelta al Supremo”. Tan pronto vi las
fotografías, de repente, reconocí una foto del Fundador-Acarya que había
llevado la conciencia de Krishna a Occidente. Era el retrato de mi amigo,
Bhaktivedanta Swami, que antes había venido y orado muchas veces aquí.
Entonces, realicé que él realmente cumplió esta misión imposible de su
Gurudeva. Noté que sin duda era él, comenzando solo y sin pretensión, quien
había realizado este milagro glorioso contra todas las probabilidades. Tan
pronto lo vi, vine aquí a su templo en Mayapur para contarles esta
información. Sé que ahora él partió de este mundo, pero pensé que tal vez
querrían conocer esta historia sobre ustedes y su amado Srila Prabhupada.
Yajñavalkia Gopala Das
Tu sirvienta,
Adhira dd